A pesar de su nombre, esta tradicional reunión no tiene connotaciones religiosas sino que se instaló hace muchísimo tiempo como una costumbre del pueblo y su nombre únicamente coincide con el día dedicado por la iglesia a la memoria del santo.
No hay acuerdo demasiado definido sobre el origen de la fiesta. El más conocido es el que asegura que ese día, era el fijado por los dueños de los caseríos para cobrarles las rentas a sus arrendatarios. Ellos llegaban a la ciudad con abundante capital y aprovechaban para comprar las provisiones necesarias para pasar el invierno, para ello venían cargados con sus aves de corral, hortalizas y artesanías que usaban para el intercambio o para la venta.
A mediados del siglo XIX la mayoría de las fincas de la zona eran cultivadas por arrendatarios, una costumbre que se transmitía de generación en generación. La relación entre unos y otros era muy estrecha y la renta se pagaba en una fecha fija del año, en principio era el día de San Martín (11 de noviembre) pero por lo general se retrasaba hasta el día de Santo Tomás.
La Feria hoy
En la actualidad la Feria de Santo Tomás se presenta como una reunión muy animada caracterizada por concursos agrícolas, se consiguen los mejores pavos, capones, frutas y hortalizas, se rifa un cerdo vivo que se exhibe durante el día y durante todo el día actúan grupos de música que animan la fiesta.
No hay que irse de la Feria de Santo Tomás, sin probar un talo con “chistorra” (un tipo de chorizo) acompañado de un buen vaso de txakoli.
Y eso es lo que voy a hacer ahora mismo. Me voy a Lekeitio a disfrutar del buen ambiente prenavideño y a comer una buena "txistorra".
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