Un factor habitual para que se produzca una rasa mareal es que el acantilado se componga de "flysch", capas delgadas de rocas duras intercaladas con otras más blandas y que estas capas estén en posición inclinada o vertical.
Las rocas blandas al ir erosionándose provocan un desgaste mayor en las rocas duras lo que produce los característicos "surcos", como si la roca hubiese sido "arada" por el mar.
De esta columna de láminas de roca dura que se ve en la foto puedo atestiguar que el pasado verano estaba unida a la montaña. Un temporal fuerte de mar se llevó parte de ella. Cuando estaba entera, en el arco que formaba junto a la montaña, yo veía la silueta de una mujer cubierta por un velo o sari.
Este año la mujer enigmática había desaparecido.
Faltaba parte de una lámina ¿se caerá algún dia?, me pregunto. Sigo observándola, de cerca, de lejos y vislumbro otra silueta. Esta vez es el perfil de un hombre.
Eso es lo bonito de la naturaleza: CAMBIA constantemente, mientras nosotr@s, pobres human@s, creemos ser inmortales y que nada debe cambiar.
Cuántas veces me digo a mí misma que si nuestra cultura occidental no corriera tanto en el camino del progreso, otro gallo nos cantaría, que podríamos detener esta locura frenética del consumismo, que dispondríamos de más tiempo para disfrutar de lo que la tierra y la naturaleza nos brinda. Basta dar un paseo por tierra y por mar.
Para más información, www.delfituarte.com
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